Nagoro es un pequeño pueblo situado en el valle de Iya, el cual pertenece a la prefectura de Tokushima, Japón. Pero tiene una peculiaridad, está lleno de muñecos que se asemejan a sus antiguos habitantes. Para descubrir su historia debemos retroceder 13 años, cuando Tsukimi Ayano regresó al pueblo para cuidar a su padre enfermo. Nada más llegar descubrió que su querido pueblo había cambiado por completo; de ser un sitio lleno de vida, con cientos de habitantes a unos escasos treinta residentes. Todo ello debido al cierre de una fábrica cercana que daba trabajo a sus habitantes.
De casualidad, en un simple intento que los pájaros no se comieran su cosecha, Tsukimi Ayano hizo un pequeño espantapájaros con la ropa de su padre, pero para su sorpresa muchos de los lugareños lo confundían y saludaban como si fuese realmente él. Así que decidió dar un paso más allá y «revivir» el pueblo de la misma forma.
Para lograr su cometido, ha creado más de 350 muñecos a tamaño real y con detalles idénticos como recordaba a cada uno de sus habitantes, ya sean ausentes o fallecidos. Además, los coloca realizando aquellas típicas de ellos, en la escuela, en la puerta de su casa o simplemente en algún lugar del pueblo donde solían disfrutar del mismo.
Incluso ha creado su propio muñeco, el cual se ve como crea a otros muñecos. Por todas estas cosas, siente que ha recuperado parte de los recuerdos de una época mejor, cuando había vida y alegría en el pueblo.
Si uno lo piensa, es una historia muy triste, representa un gran vacío y soledad. Y como el paso del tiempo nos aleja de nuestros seres queridos u amigos.